lunes, 31 de marzo de 2008

La primera mezcla: opiniones encontradas

Hoy nos entregaron la primera mezcla del disco (o EP o maqueta o demo...). 

Voy al estudio, Rafael me entrega un CD-R marca Princo, camino presuroso hacia mi carro. Subo, prendo el contacto y escucho la primera canción: Todo está en su sitio, ¡suena del carajo!
Mi voz parece la de un cantante de verdad y ya no los torpes alaridos de los ensayos, todo gracias a dos recursos de los ingenieros de mezcla: la ecualización y la compresión. Ahora si pues, ya no me da verguenza que escuchen mi voz, ya sea mi novia, mi vieja o Rick Rubin.

Llamo a Carlos al cel para sacarle pica: "¡yo tengo la mezcla y tú no!". Él me suplica por que no la siga oyendo hasta que estemos los tres juntos. Me cago en su petición y subo el volumen al máximo. No me pidas tanto, Reimond.

Llego al depa de Iván, quien también está ansioso y casi me arrancha el disco de las manos. Lo ponemos en su equipo super-ultra-mega-hiper-bass-reloaded-stereo-surround-sound-system. Un equipo de sonido que va con él: siempre queriendo "enchular" todo, nunca conformándose con el diseño de fábrica. Como su carro, como su departamento, como su batería. El equipo, en apariencia, es como cualquier otro de su especie. El detalle radica en que este energúmeno le conectó un parlante de discoteca, esos que están forrados con un feo peluche negro y que exageran los graves para obligarte a mover el esqueleto. 

El disco empieza a sonar. No pasan ni tres compases y el ansioso Pantro empieza con su "no me gusta la batería...", "mis toms parecen de cartón...", "mucha guitarra..." Y justo cuando entro en un ataque de intolerancia hacia la opinión disímil, llega Carlos al depa.

La premisa de esta reunión era escuchar la mezcla en diferentes contextos sonoros: con un equipo exagerado (como el de Pantro), en los modestos parlantes de un televisor, en el carro, en un equipo "normal", etc. para ver cómo se comporta la mezcla. Pensábamos: "si se escucha bien incluso en las condiciones más austeras, cualquier oreja la disfrutará". Qué equivocados estamos. Hoy descubrimos que no existe un sonido "universalmente bello". Todo, absolutamente todo, es cuestión de gustos y de costumbres, y la música no es la excepción. Por eso existen miles de modelos para equipos de sonido. Y de ahí que exista gente que, sin padecer de problemas neurológicos, considere a los Beatles una buena mierda o a Cannibal Corpse como un verdadero placer para los oídos.

La cosa es que a Pantro no le gustó la mezcla. Nos mostró ejemplos de cómo debería sonar su batería y la verdad, para mis orejas, esos sonidos no le van a nuestra música. Pero, como decía, son mis orejas. Carlos tiene otras. Iván tiene otras. Si así de difícil es llegar a un acuerdo entre tres, ¿cómo harán los Radiohead que son seis?

Po otro lado, descubrimos que cuando escuchas algo en diferentes equipos de sonido, por más que coloquemos el ecualizador en flat e, cada uno de ellos, el sonido es bastante distinto. Lo loco es que son cosas que no percibimos cuando escuchamos un disco de los Red Hot o de Janes Addiction. En general, son detalles que le perdonamos a nuestros ídolos, pero cuando se trata de TU disco, esos detalles te joden. 

Pero bueno, recién lo tenemos desde las 6pm y ya nos hacemos bolas. Hemos quedado escucharlo bien cada uno por su lado un par de días y luego volver a reunirnos, para luego designar a uno de los tres para que asista a Rafael en la próxima sesión en el estudio: la de corregir esta primera mezcla y dejarla lista para la masterización.

Ya les iré contando en que queda todo esto. Por ahora, pondré una vez más el disco, cerraré los ojos y trataré de comprender a Iván.





viernes, 28 de marzo de 2008

¡Terminó la grabación!

Luego de tanta espera por un turno en el estudio Descabellado, de tanta coordinación fallida, y de tanta ansiedad, logramos hacer la última sesión de grabación del primer EP de Macana, cuyo título aún está en discusión.

Todavía falta hacer la mezcla, pero el sonido de los instrumentos me gusta bastante. La batería de Pantro (como cariñosamente llamamos a Iván por su parecido con el legendario chofer del tanque felino) jamás había sido grabada de manera formal y de hecho marca la principal diferencia con el sonido de nuestros ensayos. Mi guitarra también suena jodidamente mejor, no sólo porque se contó con mejores micrófonos, sino porque utilicé un hermoso amplificador a tubos Fender Blues Deluxe, cortesía de mi primo Nicolás. El viejo sonido de tubos en un amplificador siempre será más rico, más cálido, más real y más rockero por más que las marcas más fichas se esmeren en sacar modelos ultra-tecnológicos, con miles de lucesitas y otras huachafadas que sólo impresionan a un chikipunk de 15 años. No sé por qué pasa eso, pero pregúnten a cualquier guitarrista que se respeta y les aseguro que piensa como yo.

El bajo de Carlos aún no está procesado, y se le meterá un poco de saturación en la mezcla. En realidad fue mi culpa que no lleve saturación desde la toma inicial, porque por cosas de la vida, el pedal que siempre utiliza para lograr su sonido acabó en mi casa y olvidé llevarlo al estudio el día en que él debía grabar.  Casi me mata, pero Rafael, el ingeniero de sonido, nos dijo que en mezcla podía darle al bajo ese sonido cochinón que tanto nos gusta. Sorry Carlos, una vez más.

Mi voz es un tema aparte. Es primera vez en mi vida que grabo mi voz con fines artísticos (un par de veces la grabé para jingles, sin nada de feeling, obvio). Lo que he podido escuchar es una versión "en bruto" de la toma. Algo así como una foto sin retoque, o como un mueble sin el acabado final. No está mal, pero aún me parece gracioso escucharme a mi mismo y reconocerme. En la mezcla se supone que se le hacen bastantes cosas a la voz: se le busca la ecualización que más convenga, se le aplica uno que otro efecto -como eco o reverberación, por ejemplo- se comprimen los niveles de volumen,  entre otras cosas que un ingeniero de sonido domina a la perfección. 

Rafael nos promete un adelanto de la mezcla para este lunes. Nuestras expectativas son grandísimas, algo así -me imagino- como lo que debe sentir un padre fuera de la sala de partos de su hijo. Ojalá este "hijo" nos salga bonito. Y si viene con su pan bajo el brazo... ejem... ya veremos qué pasa.

El disco está quedando paja, pero estamos a la espera. Y esperar es una buena mierda...


miércoles, 26 de marzo de 2008

Breve historia de Macana, o lo que va del proyecto...

Bueno, después de ese primer ensayo que cité en el post anterior, empezamos a juntarnos todos los sábados en un cuarto que Iván habilitó en su depa para instalar su aparatosa batería, con planchas de tecnopor en las paredes para minimizar la bulla en el edificio. Carlos y yo teníamos un par de temas que habíamos venido chambeando, cosa de alguna tarde en que nos reunimos a inaugurar su nueva computadora con programas para hacer música, y de eso se trataron esos primeros ensayos con Macana, que en ese entonces aún no tenía siquiera nombre.

Luego de barajar varias opciones, nos gustaron dos: “Cafeína”, porque era la única sustancia legal que nos permitía ensayar los sábados en la mañana casi de boleto, y “Macana”, una palabra tomada de un diccionario de peruanismos de Iván. Un vocablo quechua que significa algo así como “garrote” o “cachiporra”. Finalmente, nos quedamos con “Macana”, porque nos representaba mejor: un sonido rockero, que te agarra a “palazos” la cabeza, y hecho, además, en la tierra de los Incas.

Al toque saltó nuestra primera carencia: un vocalista. Ninguno de los tres había ejercido esa función en sus proyectos musicales anteriores. Ninguno se atrevía a hacerlo por primera vez en Macana. Así que empezamos a buscar prospectos.

Es así como llegó a nuestras filas Juan Pablo, un pata de la misma promoción del cole en que estudiamos Carlos y yo: Santa María. Carlos incluso había tenido una banda con él en épocas escolares, cuando Juan Pablo –según recuerdo- buscaba parecerse al más antipático de los hermanos Gallagher. Un día, JP cayó a uno de nuestros ensayos y se ofreció para el puesto. Nos juntamos. Hubo química. Él se aprendió los temas y los ensayos se hicieron más frecuentes. De todas formas, aún opino que él, en el fondo, todavía quiere parecerse al vocalista de Oasis. Fue una época divertida.

Después de grabar varios ensayos, nos dimos cuenta de que la voz de Juan Pablo no calzaba con nuestro estilo, muy a pesar de que lo consideremos un súper buen cantante. Una noche nos reunimos los tres integrantes iniciales y decidimos darle la mala nueva de inmediato. El “Gordo” lo tomó de la mejor manera y seguimos siendo patas. Pero de nuevo tuvimos que empezar la difícil búsqueda.

Desfilaron por la sala de Iván varias propuestas de vocalista, unos mejores que otros, pero ninguno llenaba nuestras expectativas. Fue entonces que decidí dejar los miedos atrás y lanzarme a cantar, tal como hacía en la ducha o en el carro, pero esta vez frente a un micrófono y en público. Mis compañeros de banda estuvieron de acuerdo con mi propuesta y empezamos a avanzar más rápido que nunca, los temas empezaron a salir como por arte de magia y pronto tuvimos un set decente para presentar en público.

Debutamos oficialmente el miércoles 21 de noviembre del 2007 en el sótano minúsculo del Bar Mochileros de Barranco, con un público integrado en su totalidad por familia y amigos nuestros. Repetimos el plato el 18 de diciembre y luego el 19 de enero de este año, siempre a local lleno (que no es nada difícil de lograr en un recinto cuyo aforo permitido es, según la municipalidad de Barranco, 25 personas como máximo).

Luego de estas primeras presentaciones, hemos empezado a trabajar en lo que será nuestro primer registro sonoro. Son 7 canciones, de las cuales ya hemos grabado la batería, el bajo y las guitarras. Estamos ahora chambeando las voces y queremos tenerlo todo listo para abril.

¿Será posible? ¿Quedará paja nuestra grabación? ¿Estaremos perdiendo el tiempo con todo? Yo no lo se, pero prometo contarles al detalle cada avance, retroceso y paso en falso de esta maravillosa aventura.

Nos leemos.

lunes, 3 de marzo de 2008

Permítanme presentarme.

Me llamo Ernesto. Nací el 19 de setiembre de 1982 en Miraflores. Desde que tengo uso de razón, lo que más me gusta en el mundo es la música. Toco la guitarra desde los 10. Canto desde los 20. He participado, sin mayor pena ni gloria, en unos 5 ó 6 proyectos musicales desde el colegio. Hoy tengo un súper buen trabajo en publicidad, pero siempre me quedó el clavo de no haber hecho algo trascendente con la música. 

A principios del 2006, las circunstancias se dieron para que mi amigo Carlos -que es bajista- y yo pensemos nuevamente en integrar una banda juntos. Le hablé a Carlos de un baterista muy capo, que es mi amigo Ivan. Acordamos juntarnos una tarde los tres en una sala de ensayo para ver que pasaba y así nació Macana, la banda que hoy me quita gran parte de mis energías, mi tiempo y algo de plata a cambio de una satisfacción bastante difícil de explicar, pero lo suficientemente grande como para que valga la pena el esfuerzo.

Desde hoy, postearé aquí todo lo que pase dentro y fuera de mi cabeza a causa de mi banda, Macana. Sus comentarios son siempre bienvenidos. Espero que se vacilen.